La imagen proyectada por la Casa Real española durante la crisis del coronavirus presenta más sombras que luces. Y no es solo consecuencia de la inexpresividad de la reina Letizia, como apuntarán sus detractores, entre los que desde luego no me encuentro. La causa también está en la excesiva formalidad del rey Felipe VI. Y sobre todo, en el poco acierto de sus asesores, en caso de que estos realmente existan. El resultado, un formatode comunicación bastante anticuadoartificioso y desconectado de la realidad.

Si quieres conocer mas a fondo este análisis aquí te proponemos el de nuestro socio Cesar Toledo de Analisisnoverbal.com

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